martes, diciembre 28, 2010

Cómo sobreviví a las drogas

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No es sólo la alta calidad de las drogas que tomé la única razón que le atribuyo a mi supervivencia. Yo era muy meticuloso en cuanto a la cantidad que consumía. Nunca usé un poquito de más para quedar más puesto. Es esa codicia la que a mí nunca me afectó. La gente cree que, una vez que está drogada, si toma un poco más va a quedar un poco más drogada. No existe tal cosa. En especial con la cocaína. Con una raya de coca deberías estar puesto toda la noche. Pero no, después de diez minutos van y se toman otra más y otra más. Es una locura. No vas a quedar más puesto. Tal vez eso sea una medida de control, y tal vez soy una rareza en ese aspecto. Quizás en eso yo corro con ventaja.
.....Es muy difícil explicar todo ese reviente excesivo. No es que decís, OK, vamos a descontrolar esta noche. Simplemente ocurría. Era una búsqueda de evasión, supongo, aunque no intencional. Estar en una banda te encierra un montón, y cuanto más famoso sos, más preso te sentís. Y te metés en esa espiral sólo para no ser vos durante algunas horas.


Keith Richards
Rolling Stone Argentina, no. 153, diciembre 2010.

martes, diciembre 21, 2010

Fastos (fragmentos)

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4

Ya tiene explicación
la prosa ordinaria del mundo: vi los loritos ayer
sobre mi cabeza, chillando
en el aire sereno, tan alto —y conté cuarenta y dos
a pesar del movimiento que los hacía temblar
como a las hojas en el álamo perenne; pero
crujían y me llamaban y me alertaban de Aracné,
la tejedora,
que me picó después.

Insistían allí, como para que yo sospechara de cada
movimiento.
¿No es así el dicho?: "El poema comienza
al mismo tiempo que el tiempo".

...verdes y celestes claros y unas plumitas rojas
se desprendían...


14

Nudito del viaje aquel: ¿te acordás?

Copenhague. Aeropuerto.
Sobre cada mesa del café un
globo terráqueo con luz interior.
Tres señores charlaban en una mesa.
De pronto, el más viejo apoyó la mano
contra el globo, leve, levísima,
como para medir la fiebre de un niño.
Su cara pareció teñirse del color
de los países que rozaba.
De golpe sentí en mi cara el "nuestro".
El mismo que compartimos cada instante,
la misma inestabilidad anímica y "temporal"
que llamamos mundo.

Pero el dolor también giraba apenas y
mares e islas y
continentes y nombres.

¿qué otro sentido tendrían allí?


Arturo Carrera
Fastos
Casa Editorial Hum, 2010.

martes, diciembre 14, 2010

Cinco criterios

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Música

Cuando el ritmo es flojo
. . . . . . . y no tiene tradición,
. . . . . . . . . . . . . . . el poema se tambalea.

El poeta busca en el silencio
. . . . . . . a algún amigo,
. . . . . . . . . . . . . . . pero no lo encuentra.

El poeta llama y llama
. . . . . . . en el vacío,
. . . . . . . . . . . . . . . nadie responde.

El cielo está fuera de alcance
. . . . . . . vasto y vacío.

Una nota débil
. . . . . . . punteada en el laúd
. . . . . . . . . . . . . . . no hace música bella.


Armonía

Cuando el fraseo es perezoso y autocomplaciente,
. . . . . . . la música es chillona, y
. . . . . . . . . . . . . . . nadie la encontrará agradable.

Donde la belleza se mezcla
. . . . . . . con lo común,
. . . . . . . . . . . . . . . lo bello sufre.

Una pequeña mancha
. . . . . . . marca un rostro por completo.

Es como la nota disonante de una flauta
. . . . . . . que viene desde el patio de abajo,
. . . . . . . . . . . . . . . suena desafinada.

Uno puede hacer música,
. . . . . . . pero carecer de armonía.


La emoción verdadera

Al buscar un tema, el poeta puede permitirse
. . . . . . . lo innecesariamente oscuro o lo trivial,
. . . . . . . . . . . . . . . haciendo a un lado el sentido común.

Entonces todas las palabras carecerán
. . . . . . . de gracia, divagarán, y
. . . . . . . . . . . . . . . el amor será traicionado.

Tal y como con los más finos acordes del laúd,
. . . . . . . uno percibe la música y la armonía que está
. . . . . . . . . . . . . . . presente, pero resiste toda desafinación.

Aun dentro del tono, sin
. . . . . . . emoción, la música puede fracasar.


Contención

Algunas veces los ritmos y armonías
. . . . . . . dominan, y el poeta
. . . . . . . . . . . . . . . los encuentra seductores.

O encantada por la voz
. . . . . . . del poeta, la multitud
. . . . . . . . . . . . . . . gritará loas.

Luego la vanidad inunda los ojos de vulgaridad,
. . . . . . . una tonada pretenciosa no es
. . . . . . . . . . . . . . . apta para la emoción disciplinada.

Es como un músico malo, que
. . . . . . . para disimular los defectos,
. . . . . . . . . . . . . . . toca muy fuerte.

Los sentimientos falsos son
. . . . . . . bofetadas
. . . . . . . . . . . . . . . en el rostro de la gracia.

Tampoco los sentimientos disciplinados
. . . . . . . llegarán a ningún lado,
. . . . . . . . . . . . . . . a menos que logren refinarse.


Refinamiento

Sólo cuando el poema está libre de confusión
. . . . . . . y de emociones falsas, las pasiones
. . . . . . . . . . . . . . . serán visibles.

Incluso, el poema será más desabrido
. . . . . . . que un caldo sacrificial, será
. . . . . . . . . . . . . . . la nota borrosa de una cuerda rota.

Demasiada atención puesta en la técnica,
. . . . . . . hará perder al poema su sabor,
. . . . . . . . . . . . . . . será un festín sin condimentos.

O servirá para que
. . . . . . . "uno cante, y tres elogien",
. . . . . . . . . . . . . . . pero no tendrá gracia.


Lu Chi
Wen Fu. Sobre el arte de las letras
Traducción del inglés: José Luis Bobadilla
Mangos de Hacha, 2010.

martes, diciembre 07, 2010

Dos poemas de Jorge Leónidas Escudero

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Reto a la nostalgia

Ahora la nostalgia viene a mí
para que la escriba, y me digo:
¿para qué voy a recordar cosas tristes?
Tal vez sea mejor no manosear
lo que quedó fuera del tiempo.

Un amigo me dijo no seai zonzo
ponerte a escribir sobre la mortandá de cosas.
Y así es nomás porque está de más
sacar trapos de recuerdos deshilachados
que sólo sirven para enjugar lágrimas,
si es que me quedaran.

Es como si cuando el tiempo ya se fue
apareciera yo en un andén
mirando a lo lejos y hablando solo.

Sí, tiene razón aquel amigo,
pero la nostalgia es hermosa.


Mi buen padre

Siendo niño nomás una noche
después de mirar las estrellas
le pregunté a mi papá:
¿Qué hay más arriba del cielo?

Me contestó sonriendo: No sé
porque desde que yo trabajo en el correo
nadie manda ni recibe
correspondencia dese más allá.

Entonces le dije ¿entonces?
y me agregó picaresco: No sé,
las cartas del buzón ninguna
tiene dirección de tan lejos.

Me quedé pensativo hasta hoy y no sé,
parece que mi padrecito
quería evitar pensamientos raros
en la cabeza de un niño.


Jorge Leónidas Escudero
Aún ir a unir
Ediciones En Danza, 2010.